A lo largo de la historia existieron diversas culturas que realizaron un sinfín de prácticas medicinales a partir de plantas, flores, raíces y demás elementos que obtenían de la naturaleza de forma cotidiana. Es por ello que incluso en la actualidad se siguen practicando diversos remedios o alternativas medicinales con productos derivados de flores de todo tipo.
La ventaja que tienen estas prácticas ancestrales es que su materia prima proviene directamente de la naturaleza, por lo que resulta ser económico, constante y de fácil acceso dependiendo lo que se necesite.
En el artículo del día de hoy hablaremos a detalle sobre la manera en la que las flores se han utilizado para prácticas medicinales, y cómo esta influencia ha prevalecido hasta la fecha.
Si quieres conocer más sobre este tema, te invitamos a que sigas con la lectura de este post que creamos para ti.
Para las culturas antiguas, las flores y la naturaleza formaban parte fundamental de sus prácticas medicinales, religiosas y místicas, por lo que veían en estos elementos, no solo un beneficio curativo para el cuerpo humano, sino también un beneficio espiritual a partir de rituales con plantas.
Un ejemplo de ello es la técnica floral ikebana que buscaba el equilibrio espiritual con la naturaleza. Pero por lo que se refiere al aspecto curativo de las flores existía un gran interés en sus propiedades, lo que llevó al desarrollo de algunas de las prácticas medicinales más populares. Conoce a continuación ejemplos de las más importantes y las culturas que las vieron nacer:
La medicina tradicional china fue un gran exponente del uso de flores con fines curativos como el crisantemo o chrysanthemum morifolium. Estas flores se usaban para tratar dolencias oculares, infecciones respiratorias e incluso como calmante. Otras especies de flores como el jazmín y el loto también tenían múltiples aplicaciones medicinales.
En la medicina ayurvédica, la cual es originaria de la India, las flores de rosa se utilizan para equilibrar el dosha Pitta, (el humor que se relaciona con la digestión y el metabolismo) al igual que para aliviar el calor y la inflamación. En algunos casos incluso se consideraron un tónico para el corazón.
Además, el hibisco o Hibiscus rosa-sinensis es valorado todavía por sus propiedades refrescantes y su capacidad para tratar trastornos del cabello y de la piel.
Particularmente, los egipcios usaban flores como el lirio blanco y la amapola en la elaboración de ungüentos y perfumes para la clase alta, aunque también tenían aplicaciones medicinales diversas.
El lirio se empleaba para tratar problemas hepáticos y por su parte, las amapolas para inducir el sueño y aliviar el dolor.
En la medicina medieval europea, las flores también tenían un papel muy importante en prácticas curativas pues eran ingredientes comunes en preparados herbales.
La lavanda, por ejemplo, se utilizaba para tratar problemas digestivos, ansiedad, y en ocasiones también como desinfectante. La caléndula se empleaba en ungüentos para curar heridas y reducir la inflamación ante heridas o golpes fuertes.
Así como las flores tenían un gran impacto en los tratamientos antiguos, en la actualidad siguen siendo objeto de diversas terapias alternativas para calmar padecimientos. A continuación te explicamos más a detalle cómo se emplean al día de hoy.
En la medicina alternativa moderna, la aromaterapia se ha vuelto una opción recurrente para los pacientes al utilizar aceites esenciales extraídos de flores para tratar una variedad de condiciones o enfermedades.
La lavanda es conocida por sus efectos calmantes y se usa para aliviar la ansiedad y mejorar la calidad del sueño. Mientras que el aceite de rosa es muy popular para mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.
Otra práctica moderna que ha ido tomando terreno como una medicina alternativa es la homeopatía, en la cual las flores se utilizan como remedios que siguen principios similares a los de las prácticas antiguas ya mencionadas.
Por ejemplo, la caléndula sigue siendo utilizada en preparaciones tópicas si se busca acelerar la cicatrización de heridas y tratar irritaciones de la piel.
La fitoterapia moderna es una evolución de la misma práctica ancestral, la cual continúa utilizando flores como parte de sus recursos terapéuticos.
El extracto de flor de manzanilla o Matricaria chamomilla es ampliamente utilizado para tratar trastornos digestivos, de ansiedad y problemas de la piel severos.
Por otro lado, la flor de pasiflora o Passiflora incarnata es reconocida por sus propiedades ansiolíticas y sedantes.
Cabe destacar que actualmente se realizan múltiples estudios para validar y comprender mejor los efectos medicinales de varias flores. Por ejemplo, muchas investigaciones recientes han examinado los efectos antioxidantes y antiinflamatorios de la caléndula, así como el potencial del hibisco para controlar la presión arterial y los niveles de colesterol en la medicina tradicional.
Como puedes ver, las flores han sido utilizadas en prácticas medicinales tanto en la antigüedad como en la medicina moderna.
Estos elementos naturales siguen desempeñando un papel significativo en el tratamiento y la prevención de diversas enfermedades a menudo más accesibles para los pacientes.
Aunque los métodos, prácticas y enfoques han evolucionado con el tiempo, la esencia del uso de flores como agentes terapéuticos y curativos sigue siendo relevante tanto en prácticas ancestrales como en la medicina moderna.
Esto destaca la importancia de preservar y explorar más a fondo el conocimiento de las culturas del pasado en combinación con la ciencia actual.